jueves, 1 de abril de 2010

LA REVOLUCION NO ADMITE DEBILIDADES, NI DEL CUERPO NI DEL ALMA.


"Ahí va la loca", decíamos todos cuando lo veíamos llegar a la escuela con su paso corto y acentuado como si llevara tacones altos. Miraba siempre con una ceja erguida, con un orgullo que nos irritaba, y cuando hablaba exageraba las eses. Todo en él nos espantaba. Objeto de burla para unos y asco para otros a causa de su diferencia y la insistencia con que la reivindicaba. ¿Por qué no disimula el muy maricón? No participaba en ninguna manifestación política, ni venía al trabajo voluntario, ni a las marchas del pueblo combatiente, ni a la plaza de la revolución a escuchar los discurso, y para colmo sacaba buenas notas el muy cabrón. Parecía que hacía todo lo posible para hacerse odiar.
Una tarde, nos sacaron de las aulas para anunciarnos que el profesor de matemáticas era un traidor, que la seguridad del estado había anunciado que se iría por el Mariel en pocos días. Suspendieron las clases. La actividad del día era cumplir con el llamado de la Patria. Todos a la casa del profesor a manifestarle nuestro repudio. ¡Qué vacilón! Diversión y perversión autorizada. Es más, mientras más huevos y piedras tiraras, más revolucionario serías. Los casi 200 estudiantes de todas las aulas salimos a la calle dando saltos de alegría, cantando consignas: "Pa'lo que sea Fidel, pa'lo que sea", agradeciendo a la revolución hacernos tan felices, dispuestos a destrozarle la casa al hijo de puta profesor traidor, y hacerle pagar bien caro aquel regañó o aquella mala nota que nos dio. Uno de los alumnos logró colarse por una ventana de su casa y lo sacó por los pelos, y una vez en la calle, hasta orine le tiramos. (De este último hecho bárbaro, juro que no participé, pero si hablo en términos que conciernen mi persona significa que estuve ahí, que lo vi todo y no dije no. Imposible enfrentarse a una masa enardecida y, por otro lado, la universidad estaba en juego. Ser médico me ha costado caro, muy caro. Dolor y arrepentimiento que no olvidaré con una vida. Que no me hablen de estudios gratis coño)
"La loca" no fue, no participó, y aquello le costó la expulsión de la escuela.
Hace poco, 30 años después me lo encontré en Barcelona trabajando en un bar, y hablando de aquel acto atroz, me dice: "Yo no fui porque a mi la política nunca me interesó". Yo me quedé tieso. Nunca supo que toda su vida era una acción política. Que el único revolucionario era él.

Pd: la foto es actual. En ella está siendo repudiado el periodista Reynaldo Escobar. Solo para mostrar que la violencia de los tiempos no ha cambiado.


3 comentarios:

  1. Me pone los pelos de punta que alguien se lance a hacer catarsis así, es como si te estuvieras fustigando para sacarte de dentro algo que casi todos llevamos dentro de tantos años raros, tantas cosas que ya no tienen marcha atrás. Seguramente expulsar todo eso es positivo. Hablas de tí, pero en tus palabras habemos muchos retratados.

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  2. Es verdad lo q dice Patricia: En tus relatos estamos reflejados todos los de "nuestra quinta". Sólo que tú te atreves a rememorarlo, yo particularmente, intento borrarlo. Fueron tantos los actos en los q participábamos como auténticos borregos cometiendo abusos autorizados y encima sintiéndome satisfecha.Qué pena de manipulación, qué comedera de coco, qué vergüenza.

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  3. Excelente iniciativa para curar las almas, Bravo Doctor Erick!
    Y que testimonio concreto para otra gente come yo que solo tienen ideas de la que paso o pasa allá en Cuba. Me recuerda lo que me contaron a propósito de lo que hicieron los comunistas en Vietnam, Camboya o en el sur de Asia... Que lastima que el ideal comunista se convierto en tanto sufrimiento por la fraternidad... Gracias por el testimonial.

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