viernes, 12 de marzo de 2010

FUERA DE CUBA, TAMPOCO HAY LIBERTAD

Emigrar no significa ser libre. Aún estando fuera, durante mucho tiempo, seguí siendo prisionero de sus prisiones. Ya viviendo en Bélgica, al principio, no me atrevía a decir algo que pudiera contrariar al sistema sin antes cerrar las ventanas y bajar el tono de voz, (...un viejo trauma) hasta que un día, un amigo, harto de mi paranoia y loco por sacarme de mi encierro, abrió la ventana de mi apartamento de par en par y grito a toda voz: ¡Abajo Fidel! Y volviéndose hacia mí me dijo: ¿Ves que no pasa nada? Me quedé perplejo, pero aprendí la lección.

Muchos cubanos que viven fuera de Cuba, sobretodo en Europa, no son libres a pesar del exilio. Ellos creen que lo son porque pueden ir a cualquier hora al supermercado y satisfacer un capricho, pero el régimen continúa manipulando sus criterios con el duro precio de condenarles al destierro definitivo.

Todos, dondequiera que estén, tienen claro que el regreso, aún para una visita temporal, siempre está en tela de juicio. Entonces no cuenta la decisión personal de aceptar o no tal sentencia, sino la de todos tus allegados que suplican volver a verte pronto. Tu propia madre te dice: "Cállate mijo, porque no quiero perderte".

Finalmente, vivo en democracia. No solo por vivir en un país democrático, sino porque asumí el destierro, única forma de librarse de las garras de Castro. Mi padre murió sin mis brazos, pero sería vergonzoso hacer un drama de un adiós más, algo trivial en el mundo de los desfavorecidos que huyen de dictaduras.

El caso es que, "renunciando a tu Cuba", Fidel, es como más cubano pude ser. Cuestionarla, zarandearla, abofetearla, besarla, estremecerla y bailarla. Seguramente he bailado más chachachá fuera de Cuba que lo que tu culo tieso nunca pudo imaginar.

Hoy la cuestión es el después de él. Es: “El tema”. Dondequiera que voy todos lanzan conjeturas sin atreverse a sostener su hipótesis de tan impredecible se supone. Ni futuristas, ni astrólogos, ni intelectuales, ni espiritistas, ni santeros. Después de ti, Sr todopoderoso…qué va a pasar?

Muchos temen lo peor. Piensan que un pueblo que durante 50 años le han quitado el derecho a elegir, que por ende ha perdido la noción del tiempo y del espacio, que a sido adiestrado a buscar el enemigo, encontrarlo y repudiarlo, a gritar histéricamente para no escuchar otra razón, un pueblo que no conoce matices porque su ideología ha sido durante décadas y generaciones: "con o contra mí", no tendrá idea de hacia donde ir...

2 comentarios:

  1. doy vueltas, sin tener clara ninguna opinión, sobre qué pasará el día que el Grandísimo Gran Líder muera...pero no tanto lo que pasará políticamente en la Isla, sino con todos los gusanos, con vuestras señas de identidad, que ahora parecen cobrar existencia en función de un mundo no real e inalcanzable, engrandecido e idealizado. Me llamo X y soy cubano exiliado; como, río, amo, hablo, bailo y vivo para Cuba. ¿Cómo se remodelará vuestra identidad cuándo tengáis la posibilidad de volver? Encaje de bolillos, os va a tocar hacer. Os habéis convertido en Juanes sin tierra, ya no pertenecéis a ninguna parte y como todo ser exiliado de la forma que sea…en el momento que decidisteis salir y pudisteis hacerlo optasteis por quedar demediados de forma definitiva e irreversible: zaaas, pedazo de trampa.

    He tenido la suerte de conocer muy de cerca a un par de armenios aquí en España que me han permitido conocer una cultura y un país que desconocía por completo (ni sabía dónde quedaba Armenia antes, triste verdad). No termino de entender que toda su vida gire como danza derviche en torno a un país que sólo está en su “imaginación”, una Armenia fantasma, real geográficamente, pero a la que nadie quiere regresar aunque pueden hacerlo tras la independencia de la URSS en 1991. No se identifican con los armenios que viven allí aunque tienen familia y van con relativa regularidad; Armenia es todo en su vida y no es nada, es una meta, su lucha vital, pero sólo conceptual.

    Me pregunto si a los cubanos os pasará algo parecido a lo que les ha pasado a los armenios. Me pregunto si cuando tengáis posibilidad de volver a Cuba (que será en brevísimo tiempo, meses quizás) tendréis algún vínculo real con ella lo suficientemente fuerte para revivir la pesadilla del exilio, esta vez en dirección contraria, empezar desde cero, pero sin la energía ni la urgencia necesarias, como la primera vez, sabiendo que lo que vais a encontrar ya no forma más parte de vosotros. La pregunta que no consigo resolverme es ¿cuál es el vínculo real que tiene cualquier exiliado con el país de su deseo? ¿es real o sólo conceptual? Y eso con la ventaja añadida de que vuestra lucha siempre ha sido política, nunca étnica ni religiosa… con permiso, un tanto para Fidel.

    Y sin dramas…pero qué doloroso debe ser que se muera un ser querido en la distancia, eso jamás de los jamases, en ningún mundo, es trivial.

    Ale, que me duermo aquí encima del teclado.
    Tamar

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  2. Con Dios me acuesto, con Dios me levanto, muerta de sueño…se me quedó rondando en la cabeza otra preguntita: ¿si alguna vez volvéis a la añorada Cuba, esos seres demediados que sois ahora desaparecerán en la “nada” (como cuando el hielo se transforma al estado gaseoso) o seréis capaces de recuperar y reconstruir esa otra mitad que os falta sin esquizofrenia? ¿Volveréis a ser seres demediados, pero de la otra mitad? ¡Vaaaaaaaya vaivén!
    T.

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