viernes, 26 de noviembre de 2010

De una trampa a otra.

Cada naufragio de los tantos infructuosos intentos que hizo por salir de la isla, le fueron llenando de asco, y los últimos meses antes de lograr escapar recuerda que fueron nauseabundos. Nadie podía atreverse a decirle que hubo jamás algo positivo de su vida allá dentro. El encierro era lo único que recordaba. Los barrotes de mar. El futuro pre-programado y enclaustrado, los vigilantes, los deberes y obligados compromisos convertidos en cadenas, el miedo a decir, y la asquerosa frase de Socialismo o muerte retumbaban en su cabeza como único recuerdo de aquel pedazo de tierra que lejos reaparecía en pesadillas que le hacían despertar de un brinco, tembloroso y sudando, y solo cuando se asomaba a la ventana de su piso en la azotea y veía los tejados llenos de antenas parabólicas libres, volvía su respiración a calmarse sabiendo que finalmente había logrado dejar toda aquella mierda atrás. Libre de slogan y de consignas y de politiquería patriótica, sin embargo, nunca pudo escapar de eso realmente. Una vez del otro lado, le toca probar su derecho a asilo, y muchos veces tuvo que defenderse de izquierdistas pro castristas que le llamaban gusano. ¡Coño, tan lejos! Vaya lío que tuvo que armar para defenderse de aquellos chilenos, que al final tuvo que denunciar a la policía porque le habían prometido una paliza por traidor en plena europa. Uno de ellos le dijo, "Tanto que ha hecho Fidel por los negros y mira a este traidor". O sea que por ser negro debía tener menos derecho a estar en contra. La palabra socialismo le irritaba tanto que se puso todo lo que pudo al extremo opuesto. Al principio era solo una reivindicación de su derecho a ser un contra. La lucha por los derechos del negro no era asunto del estado cubano ni se inventó en Cuba. Y el hecho de poner a un blanco y a un negro en la misma emulación por ganar el bono para poder comprar una lavadora rusa si demostraban ser buenos revolucionarios, no era igualdad sino igualitarismo. Miserabilismo. Qué no le hagan un cuento esos pendejos que de todas formas le van a colgar la palabra gusano dentro o fuera. Pro Bush, porque Bush le da caña a estos de izquierda, y la izquierda él la conocía mejor que nadie. Se volvió puro cinismo. Hay dos putos bandos, lo demás son violines desafinados. Hay uno que coquetea con Fidel y sus mentiras, otro que no, pues al que no, y con todas sus letras. Que si están en contra del aborto o no, más me da, yo no voy a parir nunca. Que si matrimonio gay y derechos sociales. A cagar. Yo no me quiero casar, se decía, y en Cuba hay más homofobia que aquí. Su vida no era una cuestión de estadísticas, sino la de él. Adoptaba y lograba entender siempre la posición del conservador, por muy incómoda que esta fuera, y se fundió en el liberalismo que confundió con libertad. Huyendo del pluralismo se hizo más que individual. Se montó un negocito y no le fue mal. Se trajo a su hermana, se compró un buen coche, se compró un perro vacunado, fue a la embajada cubana y compró su pasaporte, aquel que había entregado a la ONU cuando pidió asilo, y cada dos años compró su pasaje para ir a ver a su madre, y de paso alquilaba un coche y se iba a conocer los paisajes de la isla que viviendo en ella no pudo ver. Cuba detrás del aire acondicionado y cristales matizados, igual que hacen los rubios.
El liberalismo que posibilita el triunfo es lo que más claro le hace. Cuanto más dinero menos oscura es la piel, y en esto convirtió su venganza.



2 comentarios:

  1. Me encantó !!!... y he visto mucha gente así, por desgracia. No te miento, pero recordando cosas y gentes se me puso la carne de gallina.
    Se poco de literatura, pero me encanta cómo lo haz escrito y como llega, que es lo importante. Un saludo. Idalmis (la de V.Park)

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  2. Dejar la isla y echarla de menos. Ni contigo ni sin ti. No se puede odiar lo que no se ama. Ése protocolo de venganza con los que mediatizan su destino son paños calientes con la propia conciencia. Una conciencia que le pregunta: ¿Por qué no luchas por lo que amas? ¿Por qué dejas que secuestren tu libertad? ¿Por qué desconfías de tus compatriotas, tus vecinos, tus...? ¿Por qué no vences tu propio miedo? ¿Tienes algo que perder? ¿De qué te enorgulleces abandonado una prisión en la que tu colaboras con tu actitud?

    Allá hay gente con un par.
    Por ejemplo, los que están en la cárcel reclamando una libertad incondicional en su tierra. “Cuando un gobierno encarcela injustamente a sus propios ciudadanos el deber de un hombre justo es la cárcel” (Oscar Elías Biscet).
    Y Otros que desafían al miedo expresándose públicamente:
    http://www.desdecuba.com/generaciony/
    http://www.desdecuba.com/sin_evasion/

    Erik, lo cuentas bien.
    Sublimas tu desasosiego con literatura...y tal vez con algo de música...pero las raíces de tu arte está allá.

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